lunes, 28 de enero de 2008

Un lento tren está llegando



Se viene otra vez. Diez años han pasado morosamente para que el cantautor más reconocido, admirado e ignorado pueda ser visto de cuerpo presente acá en Chile. Estuve aquella vez en el Caupolicán; galería, detrás de una reja, viendo una frágil figura vestida de negro cantar con una voz resquebrajada y áspera canciones que llevaba bajo mi piel y que era incapaz de reconocer. Pero sabía algo: Dylan jamás canta las canciones de la misma forma. Habían pasado 18 años desde mi primer encuentro con él y siempre que le escuchaba algo nuevo había diferencias notorias en su voz y formas de encarar la música.

En 1979 yo tenía 14 años, escuchaba rock y leía revistas y suplementos en donde aparecía nombrado incesantemente. En las radios no sonaba; la disco music dominaba y aunque el folk y el country eran habituales en la FM Dylan era un misterio enorme para mí.
Sábado, siete de la tarde entrando el invierno y en uno de mis programas favoritos (En la Onda del Rock de Radios Universidad de Concepción presentan Nashville Skyline. Panasonic monofónica, cassette preparado y dedo ligero para rec/play. Escuché ese cassette por días (cienes y cienes de veces, diría el wannabe Sabina). Las voces de Dylan y Johnny Cash resonaron en mi cabeza desde entonces. ¿Cómo alguien podía cantar así?

Unas semanas más tarde; hora de almuerzo, Radio Interamericana, el locutor dice: Bob Dylan y Maggie's Farm; versión en vivo del disco Hard Rain: rock'n'roll, furioso, afilado, fundamental. Por ese tiempo, acá en Concepción había disquerías que yo recorría como peregrino, muchas veces sólo para ver las portadas de discos que la mayoría de las veces no podía comprar. Allí estaba Hard Rain y en la contraportada un Dylan de pañuelo en la cabeza como un outlaw de western. La imagen se completó al poco tiempo en la sesión de trasnoche de UCTV con la película Pat Garrett & Billy The Kid de Peckinpah. Ah, qué canciones y la muerte del personaje de Slim Pickens en la orilla de ese río mientras Katy Jurado lo mira a la distancia.
Desde entonces, Dylan, junto a Neil Young han ido poblando mi discoteca; los primeros discos que tuve fueron Planet Waves (vinilo) y años más tarde Highway 61 Revisited y Pat Garrett & Billy The Kid. Por ahora me reservo los comentarios de esas obras, ya vendrán; mientras, cuento los días en tonos de a cuarto hasta diez (como diría Jackson Browne; el otro "Desperado").

2 comentarios:

mendulo dijo...

probablemente esta sea la última oportunidad de ver y escuchar aquí a quien tanto ha aportado a la escena musical,en lo personal, B.D. forma parte de mi adn musical,formado subliminalmente a fines de los 60's mientras jugando, tenía su música como telon de fondo.

Amanda dijo...

Yo tuve la suerte de conocer a B.D. el mismo año que viene a Chile (: Aunque me desespera el hecho de haberlo tenido siempre presente, pero nunca haberle prestado la atención necesaria antes -.-" Pero bueno, ahora hay que aprovechar la oportunidad de verlo en vivo; aun si fuese en la última fila, es un momento único, ya que (como dice ahí) Dylan nunca toca igual dos veces